lunes, 14 de octubre de 2019

El medicamento como símbolo desde la teoría del sentido social de Clifford Geertz


Luis Enrique Peñuelas Carrillo
haguen1386@hotmail.com


Para Weber, el sentido es entendido como imágenes del mundo, que establecen como es y cómo debe ser, las cuales se producen en ideas del mundo (Weber, 1958). Por ejemplo, un pasaje de la Biblia, en un libro de San Juan o San Lucas. En otras palabras, y de forma inversa, las ideas del mundo, dan imágenes del mundo y éstas, dan sentido del mundo. Por ejemplo, las ideas del mundo protestante, delimitadas en la Biblia en un pasaje concreto del libro, forman imágenes del mundo protestante, como determinada concepción moral, las cuales por último, darían un sentido del mundo protestante. El factor determinante para Weber en la formación del sentido social, son las ideas (Weber, 1958). Para Geertz, a diferencia de Weber, el sentido no se forma por las ideas, sino por la cultura. La cultura otorgará imágenes del mundo, y éstas formarán un sentido del mundo (Geertz, 1994). A su vez, la cultura, está configurada por un sistema de símbolos, los cuales orientan la acción y el comportamiento de los sujetos (Geertz, 1994). En otras palabras, el sentido social se da por la cultura, la cual está encarnada por los símbolos (Geertz, 1994). Por ejemplo, el sentido del patriarcado, se da a través de la cultura del machismo, la cual a su vez se puede observar a través de símbolos particulares suyos, como “la torteada” o “los piropos”. A su vez, la cultura está formada por ideas, prácticas e instituciones (Geertz, 1994). A diferencia de Weber, no sólo se retoman las ideas, sino también las prácticas y las instituciones. Un ejemplo de instituciones en Geertz, puede ser la vestimenta, la comida o la casa, es decir, se caracterizan por su carácter práctico. Para Geertz, las instituciones forman las ideas (son a priori de las ideas) (Geertz, 1994); para Weber, las ideas forman instituciones (son a posteriori de las ideas) (Weber, 1958). El ámbito práctico dado por las instituciones, como la casa por ejemplo, formarían las ideas. Las ideas se forman de acuerdo al espacio, lo cual puede hacer que se den distintos tipos de la misma idea (Geertz, 1994). Por ejemplo, en el caso de Weber, sería el protestantismo formado por las ideas, en el caso de Geertz, el protestantismo sería configurado por diferentes espacios, lo cual podría hacer que se dieran diferentes tipos de protestantismo (esto lo demuestra en la religión del Islam). Ahora bien ¿Cómo se da el sentido social, en el medicamento desde la perspectiva de Geertz? Los símbolos son la encarnación de la cultura, y es ésta la que configura el sentido social. Entonces, primero es necesario concebir cuáles son los símbolos que acompañan al medicamento. El medicamento necesita de una receta, la cual es medicada por un médico en un consultorio. Se puede decir que el medicamento es resultado de un conjunto de símbolos que le preceden; el inmediato sería la receta, y anterior, estaría la consulta médica. La consulta médica maneja a su vez, otros símbolos, como el estetoscopio, termómetro, la paleta para la lengua y el barómetro, generalmente. Todos esos símbolos se delimitan dentro de un espacio, el consultorio, y son desplegados por un médico. El consultorio, cuenta con diversos símbolos que le identifican como tal, paredes de color verde, imágenes del cuerpo humano colgadas en la pared, un lava manos, un escritorio en donde se lleva a cabo la consulta, ese escritorio delimita el lado del médico, y el lado del paciente, un baño, un bote de basura, un anaquel en donde pueden observar a simple vista medicamentos y diversos instrumentos quirúrgicos, como un bisturí. El médico a su vez, tiene símbolos que le identifican como tal, bata blanca, guantes de plástico, cubre bocas, un estetoscopio colgando, zapatos blancos. Esos símbolos desplegados por el médico en un tiempo concreto, delimitado, se llama consulta. La consulta a su vez, tiene como símbolo primordial, la receta. La receta sería el símbolo que permitirá que se pueda obtener el medicamento, sin embargo, hay un símbolo mediador entre la receta y el medicamento: el dinero, el en una operación de compra-venta, permite adquirir el medicamento. En otras palabras, el medicamento es el símbolo resultante de un conjunto previo de símbolos; el inmediato anterior es la receta. Los otros símbolos se despliegan alrededor de tres grandes elementos, la consulta, el consultorio y el médico.

Todos estos símbolos orientan la acción de los sujetos, para poder curarse de una enfermedad, es decir, su salud dependerá del despliegue de todos los símbolos que giran en torno a la consulta, el consultorio y el médico. La consulta sería una práctica, en la cual se delimita el sentido de la cura ante una enfermedad. Esta práctica incluye al igual que la obtención del medicamento, el dinero, es decir, es una práctica de salud que necesita de un intercambio mercantil a través del dinero, para poderse entender como consulta. La salud está inmersa en una práctica mercantil. El consultorio sería una institución, entendido como un espacio en donde se realizan prácticas. Como tal, ese espacio formaría las ideas de la salud, por ejemplo, el color verde de la pared, se asociaría a mejora en la salud; las imágenes colgadas en la pared se asociarían a cierto del funcionamiento del cuerpo humano, que tienen que ver con la cura de la enfermedad. La vestimenta del médico sería otra institución. Su bata blanca se asociaría a “pureza”, y sus guantes de plástico a “pureza que evita el contagio”, éstos junto con su estetoscopio, se asociarían a darle al paciente, un poco de esa “pureza”, quitarle de su estado de enfermedad. Dos instituciones, la vestimenta del médico y el consultorio dotan de significación al medicamento para que pueda surtir efecto en la salud, al quitar la enfermedad. La consulta como práctica, sería otro factor que dotaría de significación al medicamento para que cure la enfermedad. Ambas instituciones, vestimenta médica y consultorio, y la práctica de la consulta, representan un procedimiento previo a la receta, es decir, al símbolo que permitirá, después de otra práctica de intercambio mediado por el símbolo dinero, adquirir el medicamento. Al final, el medicamento estará cargado de significaciones de dos prácticas, el intercambio mercantil del símbolo dinero por medicamento y la consulta médica (con 5 símbolos), y de dos instituciones, la vestimenta del médico (con 5 símbolos) y el espacio médico, el consultorio (con 9 símbolos). En total, 21 símbolos, 2 instituciones y 2 prácticas cargan de significación al medicamento para que pueda brindar una cultura de la cura de la enfermedad. A su vez, esta cultura de la cura brindará imágenes del mundo médico, que otorgará un sentido social de la salud.

jueves, 10 de octubre de 2019

La Escuela de Fráncfort y la sociología del conocimiento: Los expertos del NAICM y el conocimiento positivista burgués


Luis Enrique Peñuelas Carrillo
haguen1386@hotmail.com


La Escuela de Fráncfort

La Escuela de Fráncfort se caracterizó por rechazar la doctrina positivista de una ciencia social (Lowy, 1986: 118). La doctrina positivista suponía que la ciencia carecía de presuposiciones, es decir, que se encontraba sin juicios de valor; se trata de una ciencia “[…] "axiológicamente neutra", que pretende limitarse a la recolección y clasificación de "hechos" puramente empíricos […]” (Lowy, 1986: 118). La Escuela de Fráncfort se orienta en otra dirección al positivismo, así, la ciencia se encuentra cargada de presuposiciones y valores (Lowy, 1986: 119). “La teoría crítica, por el contrario, no pretende ser "axiológicamente neutra"; niega tal posibilidad en el dominio del conocimiento social y proclama abierta y orgullosamente su ligazón a ciertos valores, su carácter partidario […]” (Lowy, 1986: 119). La teoría crítica de la Escuela de Fráncfort “[…] reconoce abiertamente su pertenencia a ciertas posiciones morales y políticas, rechazando el cómodo mito de un conocimiento “neutral" de la sociedad […]” (Lowy, 1986: 120). La Escuela de Fráncfort tiene un compromiso partidario en la consolidación del conocimiento, es decir, el conocimiento se tiene que fundar de acuerdo a una postura cargada de valores, así, el investigador deja de ser una pretensión de “neutralidad”, para ser alguien que funda conocimiento conscientemente desde una postura partidaria (Lowy, 1986: 137). “[…] su compromiso partidario profundo y auténtico en relación a la revolución es ciertamente una de las razones por las que sus escritos […] están entre los más 2 extraordinarios monumentos del pensamiento crítico del siglo XX” (Lowy, 1986: 137).

Horkheimer

Para Horkheimer “El sujeto de la teoría crítica no es un pensador aislado, sino un individuo definido por sus ligazones reales con otros individuos y grupos, así como por su relación contradictoria con cierta clase social” (Lowy, 1986: 125). La teoría crítica está condicionada y ligada al mismo tiempo con ciertas fuerzas sociales (Lowy, 1986: 125). El intelectual de la teoría crítica se relaciona socialmente con otros grupos, no se encuentra aislado de la sociedad, produciendo conocimiento desde su pensamiento ajeno a la sociedad y a la interacción con otros. De igual manera, el intelectual de la teoría crítica está atravesado por fuerzas sociales, como su clase social, lo cual define su pensamiento: “[…] la tarea del teórico crítico es la lucha, a la cual pertenece su pensamiento y no el pensamiento como algo independiente y separado de la lucha” (Lowy, 1986: 126). Pensamiento crítico y lucha van de la mano. Así, la verdad queda en manos de un seno pequeño de grupos críticos y admirables, que relacionan la lucha con el pensamiento (Lowy, 1986: 126, 127). “Esos pequeños grupos en los cuales se ha refugiado la verdad son ignorados o antagonizan, aún con la parte “opositora de la sociedad” (Lowy, 1986: 127). Así, la lucha desde el pensamiento se da por grupos de la sociedad que antagonizan. “Hay una vocación del proletariado hacia el conocimiento de la verdad, la cual es la resultante de su situación objetiva” (Lowy, 1986: 126). El proletariado es la clase social que aspira a conocer la verdad; su situación material objetiva le permite acercarse a la verdad, porque en esa situación 3 objetiva concreta, no existe explotación hacia otras clases sociales. El proletariado no explota y como tal, puede acercarse más a la verdad, que la burguesía, clase social que depende del proletariado para existir: la verdad está más cerca de la no explotación de otro ser humano. Sin embargo, “El hecho de que corresponda a cierta posición social, que esté ligada al horizonte y a los intereses de ciertos grupos, no significa que no sea válida para los otros, que niegan y oprimen la verdad” (Lowy, 1986: 125), en otras palabras, la verdad a la que se acerca más el proletariado, también puede ser válida para la burguesía. “La teoría crítica no puede subordinarse pasivamente al “estado de ánimo psicológico” de los obreros; sino se es capaz de presentar al proletariado sus propios intereses (que son simultáneamente los de la sociedad)” (Lowy, 1986: 126). El proletariado tiene que tener consciencia de sus propios intereses, de sus condiciones materiales objetivas, y dejar de lado aspiraciones a las que no puede tener acceso, como serían las condiciones materiales de la burguesía; cuando el proletariado es consciente de que no puede tener las condiciones materiales de la burguesía, se denomina consciencia de clase. Horkheimer contiene una referencia hacia los intereses del proletariado (Lowy, 1986: 128). La teoría crítica va más allá de la subordinación del “estado de ánimo psicológico” de los obreros, al presentarle al proletariado sus propios intereses, que no son los de la burguesía, es decir, la teoría crítica ayuda al proletariado a tener consciencia de clase, para que no vaya a aspirar a tener las condiciones materiales de la burguesía, y se pierda la consciencia que guía la lucha: la carencia material que se da cuando unos tienen más que otros, y que conlleva a que unos exploten a otros. El proletariado necesita la teoría crítica para evitar que se limite a seguir los pensamientos y opiniones ocasionales de las masas, porque así caería bajo una dependencia servil hacia lo existente (Lowy, 1986: 126). 4 Ignorar la lucha desde el pensamiento y pretender producir conocimiento desde “[…] una ciencia “libre de juicios de valor” no es en el fondo más que una tentativa de reducir la reflexión teórica a una humilde sirvienta que hace de todo y está al servicio de los objetivos institucionales de la sociedad industrial” (Lowy, 1986: 119). Los intereses institucionales de la sociedad industrial producen conocimiento en la ciencia que se postula “neutral” (Lowy, 1986: 119). Así, la ciencia producida desde la doctrina positivista queda como conocimiento producido al servicio de la sociedad industrial capitalista.

Marcuse

Para Marcuse, “existen ciertos valores éticos para toda la humanidad (Lowy, 1986: 121). Esos valores éticos van de la mano con la base “ontológica” o “epistemológica” de la teoría crítica: la esencia humana, negada y oprimida por el capitalismo (Lowy, 1986: 123). “El concepto de esencia humana se da como fundamento ético y filosófico de la teoría y la praxis revolucionarias” (Lowy, 1986: 123). “Postula una esencia humana: la teoría crítica en una esencia (hegeliana) racionalmente definida” (Lowy, 1986: 124). Marcuse busca una esencia humana, la cual es la base ontológica y epistemológica de la teoría crítica. Por otro lado, “la teoría puede tener una validez general, lo que significa que puede tener un contenido de verdad” (Lowy, 1986: 121). La validez general de la teoría crítica como contenido de verdad, se da porque tiene como base ontológica y epistemológica la esencia humana. Así, la teoría crítica “trata de descubrir un criterio o una instancia para juzgar la validez o la verdad de una proposición teórica” (Lowy, 1986: 121). Existe una instancia objetiva que ostenta un juicio de valor universal que produce ciertas estructuras de base fundamentales, a-históricas o transhistóricas, de la vida humana (Lowy, 1986: 5 122). Desde la teoría, la teoría crítica trata de llegar a la verdad, que tiene de fondo la esencia humana, que es oprimida por el capitalismo. Existen fuerzas sociales, además del proletariado, que pueden llegar a ser portadoras de la esencia humana, universal (Lowy, 1986: 124). La esencia humana puede llegar a otras clases sociales que no son el proletariado. La teoría crítica“[…] no fundamenta la superioridad del punto de vista proletario en la situación objetiva del proletariado como clase [....] sino sobre el mayor valor ético (según los criterios transhistóricos) […]” (Lowy, 1986: 122). Se trata de una esencia humana universal que va más allá del proletariado, que le puede ayudar, y a otras clases sociales. La teoría crítica desde Marcuse, postula “una negación radical e irreconciliable del orden establecido y la aspiración a su transformación revolucionaria total” (Lowy, 1986: 123). Marcuse “presenta la doctrina marxista como “la teoría concreta de la praxis proletaria” y “la forma a través de la cual el proletariado como clase, a partir de su situación social, debe vivir, captar y construir la realidad”” (Lowy, 1986: 120). La encargada de realizar la transformación radical de la realidad mediante la revolución total, es el proletariado. La praxis revolucionaria está en manos del proletariado: el papel histórico del proletariado es ser portador de la revolución (Lowy, 1986: 123). La teoría crítica desde Marcuse, en manos de la revolución del proletariado, sería llevar la teoría a la praxis: “[…] la teoría está ligada a la praxis” (Lowy, 1986: 121).

Adorno

“Afrontando el desafío de la figura del positivismo […] Adorno desmonta admirablemente -en su célebre polémica de los años sesenta [y] rechaza lo que […] designa como "la confianza ingenua" de Popper en las instituciones organizadas de la ciencia social como garantía de acceso a la verdad” (Lowy, 1986: 134). Las instituciones tienen intereses de clase, lo que trae consigo la producción de conocimiento de ciencia social con intereses de clase, es decir, no existe la confianza ingenua en la producción neutral del conocimiento social. “El positivismo es, para él, a pesar de sus pretensiones de neutralidad, una forma de pensamiento cuyas categorías son las de la clase burguesa y que rechazan o reprimen toda idea cuya racionalidad pone en cuestionamiento la razón dominante” (Lowy, 1986: 134). El positivismo pretende neutralidad, sin embargo, utiliza categorías conceptuales de la clase burguesa, que tienen de fondo intereses de clase, lo que rechaza toda idea de racionalidad, desde la teoría crítica. Después de haber rechazado la ilusión weberiana (y positivista) de un conocimiento libre de juicios de valor, Adorno se interroga acerca de los valores necesarios y/o inmanentes a la investigación de la verdad objetiva” (Lowy, 1986: 135). Para Adorno existen valores necesarios para la verdad objetiva que permiten ir más allá de la idea de una ciencia social neutral, que finalmente termina por servir a los intereses de la clase burguesa; los valores van de la mano con la ética y la racionalidad: “El único "fundamento" que percibe de la verdadera conciencia es de orden ético y racional (Lowy, 1986: 135). Hay “[…] una forma adecuada de reproducción de la vida […] valores conducen a una razón objetiva” (Lowy, 1986: 135). La teoría crítica desde Adorno, pretende acceder desde la racionalidad objetiva, a valores éticos que permitan al 7 conocimiento producirse lejos de una visión “neutral” de la ciencia, que de fondo tiene intereses de la clase burguesa. 

Los expertos del NAICM y el conocimiento positivista burgués

Carlos Slim ofreció una conferencia de prensa para defender la construcción del nuevo aeropuerto que se construye en el Lago de Texcoco (Regeneración, 16 de abril de 2018). El hombre más adinerado del mundo, aprobó de la mano de expertos que contrató, la obra del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. El multimillonario se valió del conocimiento de especialistas que salieron a la luz pública como “los expertos”, a quienes no se podía debatir; los resultados que ofrecieron los “especialistas”, fueron sencillamente “resultados científicos neutrales”. Sin embargo, esos expertos se valieron del conocimiento especializado colocado como neutral, el cual esconde detrás intereses de clase, específicamente, de la clase burguesa: La doctrina positivista suponía que la ciencia carecía de presuposiciones, es decir, que se encontraba sin juicios de valor; se trata de una ciencia “[…] "axiológicamente neutra", que pretende limitarse a la recolección y clasificación de "hechos" puramente empíricos […]” (Lowy, 1986: 118). Así, los especialistas del NAICM contratados por Slim, colocan los resultados de su asesoría como axiológicamente neutros. Según Horkheimer ignorar la lucha desde el pensamiento y pretender producir conocimiento desde “[…] una ciencia “libre de juicios de valor” no es en el fondo más que una tentativa de reducir la reflexión teórica a una humilde sirvienta que hace de todo y está al servicio de los objetivos institucionales de la sociedad industrial” (Lowy, 1986: 119). Los especialistas contratados por Slim, colocaron resultados de la construcción del NAICM con la cara de una ciencia libre de juicios de valor, 8 cuando en el fondo, se realizó una reflexión teórica al servicio de los objetivos institucionales de la sociedad industrial. Los intereses institucionales de la sociedad industrial producen conocimiento en la ciencia que se postula “neutral” (Lowy, 1986: 119). Los intereses de Slim produjeron conocimiento científico postulado “neutral”, que de fondo fue conocimiento al servicio de la sociedad industrial. Para Adorno: “El positivismo es, […] a pesar de sus pretensiones de neutralidad, una forma de pensamiento cuyas categorías son las de la clase burguesa y que rechazan o reprimen toda idea cuya racionalidad pone en cuestionamiento la razón dominante” (Lowy, 1986: 134). La clase burguesa a través de Slim, emitió categorías teóricas que avalaron la construcción del NAICM, mediante la razón dominante, es decir, la razón de la clase dominante, así, el positivismo permitió mediante su posicionamiento neutral, la emisión de categorías teóricas al servicio de los intereses institucionales de la sociedad industrial, específicamente de la clase burguesa a través de Carlos Slim.


Referencias

LOWY Michel (1986). ¿Qué es la sociología del conocimiento?, México: Distribuciones Fontamara S.A.

REGENERACIÓN (16 de abril de 2018). EPN y Salinas de Gortari utilizan a Slim para convencer del NAICM: AMLO, México: Regeneración. Disponible en: https://regeneracion.mx/epn-y-salinas-de-gortari-utilizan-a-slim-paraconvencer-del-naicm/