El cambio social se interpreta desde el progreso como avance en línea recta hacia el futuro, es decir, la única forma que se presenta como cambio, es aquella que se da hacia adelante; “La esencia de la idea de progreso imperante en el mundo occidental puede enunciarse de manera sencilla: la humanidad ha avanzado en el pasado, avanza actualmente y puede esperarse que continúe avanzando en el futuro” (Nisbet, 1986). Adelante e in- novación son términos que se emparentan para entender el progreso: el progreso1 es un modo de historicidad en el cual la in-novación prevalece, al entenderla como la sustitución de lo viejo por lo nuevo (Echeverría, 1995: 4). El progreso es modernista: “se inclina ante la novedad innovadora como ante un valor positivo absoluto; por ella, sin más, se accedería de manera indefectible hacia lo que siempre es mejor: [...] el perfeccionamiento de la civilización” (Echeverría, 1995: 4). La experiencia del tiempo en el progreso de la Modernidad, “es la de una corriente no sólo continua y rectilínea sino además cualitativamente ascendente, sometida a la atracción irresistible que el futuro ejerce por sí mismo en tanto que sede de la excelencia” (Echeverría, 1995: 4). Así, el progreso se encuentra adelante: la novedad se piensa como cambio social que va hacia adelante. Sin embargo, la noción de cambio social, entendida como la sustitución de lo viejo por lo nuevo de manera progresiva y continua, trae consigo prácticas sociales y discursos que van a permitir que la sociedad se reproduzca en torno a una idea de cambio social, es decir, la idea de cambio social en el progreso, permite que la sociedad se reproduzca, paradójicamente. Se trata de una idea de cambio social que permite a la sociedad pensarse cambiando, sin embargo, esa misma sociedad se estaría reproduciendo: de manera paradójica, el progreso permite la reproducción social, a través de la idea de cambio que va hacia adelante.
Todo se encuentra en reproducción social constante, bajo la idea de cambio hacia adelante: los procedimientos técnicos de la producción, el consumo, los ceremoniales festivos, los usos del habla, los aparatos conceptuales, los esquemas del gusto y la sociabilidad (Echeverría, 1995: 4). Así, la noción de progreso en la interpretación del cambio social, permite que la sociedad se pueda reproducir en todos su ámbitos, pensándose hacia adelante, en un cambio permanente que sustituye lo viejo por lo nuevo.
Un argumento crítico acerca del progreso, es que se piensa como cambio permanente, sin embargo, ese cambio que se piensa, de hecho y paradójicamente, es lo que permite que se produzca “la otra cara de la moneda”, la reproducción. En otras palabras, no es que el progreso sea cambio, sino que la noción de progreso es lo que permite la reproducción de la sociedad moderna: la reproducción se da mediante la idea de cambio.
Un segundo argumento crítico del progreso respecto a la idea de cambio, es que se coloca la noción de cambio siempre hacia adelante, al futuro y la novedad, de manera continua y permanente, lo que traería consigo un antónimo de no cambio, retraso que se encuentra hacia atrás, en el pasado y en lo viejo, en tanto sea algo que no cambia de manera continua y permanente. Se formaría un binarismo de sociedad moderna / sociedad no moderna, en donde la primera es la que va hacia adelante, al futuro y hacia la novedad de manera continua y progresiva, adversus una sociedad no moderna que va hacia atrás, al pasado, hacia lo viejo que no cambiaría. Así, se piensa la sociedad moderna como la que cambia, al emparentar la noción de cambio social con la idea de progreso, y la sociedad no moderna como la que no cambia, la que siempre permanece igual, la que se tiene que renovar ¿por quién? Por quienes si saben cambiar socialmente, aquellos de la sociedad moderna.
Un tercer argumento crítico hacia la noción de progreso de la modernidad, es que “el lomo de la continuidad histórica ofrece una línea impecable al tacto y a la vista; pero oculta cicatrices de miembros mutilados e incluso heridas aún sangrantes que sólo se muestran cuando la mano o la mirada que pasan sobre él lo hacen a contrapelo” (Echeverría, 1995: 3). Si bien el progreso en la modernidad se plantea como ejemplo de lo bueno hacia lo que habría que aspirar, históricamente muestra su otra cara, ese progreso muestra millones de muertos, en la colonización, en las Guerras Mundiales, y las guerra actual de Siria: el progreso no es perfecto.
Un ejemplo de la noción de progreso lo constituye una conversación que se ha dado2 cotidianamente en mi casa . Llegó mi sobrino de su escuela y le platicó a mi hermana y a mi papá que el nuevo iPhone costaba $36,000, con singular alegría; mi hermana colocó cara de sorpresa y mi papá dijo que prefería con ese dinero irse de viaje a Europa o comprarse un carro, que él no pagaría ese dinero para un celular; mi hermana comentó con alegría, que mi hermano si se compraría ese teléfono –me llamó mucho la atención que la reacción de mi hermana, porque resaltó que mi hermano compraría ese iPhone, como si se tratará de algo virtuoso, que se tuviera que festejar-, sonrió y mi sobrino sonrió también, correspondiéndole la sonrisa a mi hermana, y dijo “órale, que chido”; entre todos comentaron que lo nuevo era lo que costaba más caro, y que eran lujos que se terminaban con el tiempo, pero que mientras se tenían, se disfrutaba la sensación de tenerlo y que eso que es nuevo, daba un estatus. Quizá sea un ejemplo sencillo, pero me interesa de esta situación la particular sorpresa que causó en mi hermana el hecho de que mi hermano se quisiera comprar ese iPhone que es nuevo: la novedad causa alegría y entusiasmo, a pesar de su costo, es decir, no importa que sea, importa que sea nuevo, y nada más que eso, nuevo, porque eso que es nuevo, causa en palabras de mi hermana “un estatus social3”. El nuevo iPhone así, es algo concreto que representa la noción de progreso, porque en unos meses saldrá otro iPhone más nuevo, que reemplazará al anterior, y lo dejará obsoleto, será así que el “estatus social4” que ese iPhone le dará a mi hermano, se tiene que actualizar con la compra del otro nuevo iPhone; no se compra el nuevo iPhone, y no se causa sorpresa por ese nuevo iPhone, más bien, eso que produce concretamente una sonrisa y sorpresa en mi hermana y mi sobrino, respecto de mi hermano, es la idea de progreso: el progreso se vive en la cotidianidad, que en palabras coloquiales, da un “estatus social”.
1 Bolívar Echeverría lo enuncia como progresismo.
2 Coloco este ejemplo, porque considero que es necesario aplicar la teoría en los espacios cotidianos donde se da la vida social.
3 Hacia referencia a algo que le daba distinción a quien tuviera el nuevo iPhone.
4 En palabras de mi hermana
Referencias
ECHEVERRÍA Bolívar (1995). “Modernidad y capitalismo. 15 tesis” en Las ilusiones de lamodernidad, México: UNAM, El equilibrista.
NISBET, Robert (1986). “La idea de progreso” en Revista Libertas 5: Instituto Universitario ESEADE.